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Es un privilegio representar a mis clientes en la corte. Como abogado defensor, es mi deber interponerme entre mi cliente y el gobierno, cuando el gobierno trate de tomar la libertad de mi clientes. Es mi deber mantener al gobierno a su cargo y asegurar que no violen los derechos constitucionales de mis clientes. Es este sentido del deber lo que me impulsa a trabajar con los fiscales y ser el abogado más preparado cuando me presento en la corte para mis clientes.
«Para mí, no hay mayor sentimiento como abogado, que la gratitud que un cliente expresa después de un juicio.»
-Joel G. García, Esq.
